Alguien le dijo a ChuangTzu: “Cuando venía por el camino, he visto un árbol enorme, de los que llaman árboles inservibles. Su tronco está tan retorcido y tan lleno de nudos, que nadie podría sacar una tabla recta de su madera y sus ramas no se pueden cortar en forma alguna que sirvan para algo. Ni un solo carpintero se dignaría a mirarlo. ¿Te has fijado en él?”
ChuangTzu respondió: “Si, lo conozco y lo he visto, está a un lado del camino”. El interlocutor prosiguió: “Pues tus enseñanzas son como este árbol, grandes e inútiles.”
A lo que ChuangTzu respondió sin darse por aludido: “¿Alguna vez has observado a un gato salvaje? Permanece agazapado, vigilando a su presa, salta en una u otra dirección, hacia arriba y abajo y finalmente obtiene su presa. ¿Y has observado a un yak? Es enorme como una nube de tormenta y permanece firme en su poderío. Desde luego que es grande, pero ¡no puede cazar ratones!
Pues lo mismo ocurre con ese árbol, permanece en solitario en tierras áridas y siempre que quieras puedes pasear apaciblemente por debajo de él y tumbarte a descansar bajo su sombra, porque no peligra su vida, nadie lo cortará nunca, porque a ningún carpintero le sirve.
¿Que aún te parece un árbol inútil?, si es así tú deberías de preocuparte por tu vida”